domingo, 11 de diciembre de 2011

.___.

Prometí tantas cosas que ya no me creo ni a mi misma.

Todas fueron mentiras disfrazadas de un prometo ya que mi corazón tiene más fuerza que mi cabeza.

martes, 4 de octubre de 2011

Solo cigarrillos


Todos los días se sentaba en aquella silla de escay frente a su escritorio, esperaba ante el papel a que la inspiración le llegara, pero todas las noches se acababa durmiendo con la hoja en blanco.

Tenía una obsesión y tenía que acabar con ello, se lo había prometido.

Encendía un cigarrillo, se lo fumaba con la mirada perdida sin rumbo fijo.

Así se le pasaban las horas...

jueves, 18 de agosto de 2011


Después de varios días incosciente se despertó en una cama que no era la suya. Intentó moverse pero tenía todo el cuerpo dolorido y varios huesos rotos. Su madre, sentada en un sillón, rápido se incorporó para abrazarla y avisar a las enfermeras.
No le fue dificil recordar el motivo por el cual se encontraba alli...aquel coche, la carretera tan estrecha, la curva...los amigos.




viernes, 3 de junio de 2011




La lujuria fue el motivo del primer beso, luego la pasión hizo acto de presencia para el segundo beso.
Aquella noche por la ventana entraba un fresco aire que hacía tranquilizar la piel ardiente de los amantes.
A la mañana siguiente todo se había ido con el viento y como si no hubiera ocurrido volvieron cada uno a sus vidas.

viernes, 13 de mayo de 2011

Cartas de vacaciones


Sin dirección alguna.

Cojamos las maletas.

martes, 5 de abril de 2011

¿Vino? ¿con la cena?


-¿Vino? ¿con la cena?

-Necesito un poco ahora- dijo Micth-. Estoy muy nervioso.

-Igual que yo -dijo Kate, y extendió las manos para mostrárselo. Temblaban-. ¿Produces este efecto en todas las mujeres?

-Nunca- dijo Micth.

-Tonterias. Hueles bien- dijo Kaye.

Estaban separados por menos de un paso. Micth cruzó la distancia, le tocó la barbilla, la alzó. La besó suavemente. Ella se apartó algunos centímetros, luego le sujetó su propia barbilla entre el pulgar y el índice, lo atrajo hacia abajo y le besó con más contundencia.

-Creo que puedo ser juguetona contigo-dijo. Con Saul nunca estaba segura de cómo reaccionaría él. Había aprendido a limitar su repertorio de comportamientos.

-Por favor- le contestó.

-Eres sólido- dijo. Tocó las arrugas que el sol había dejado en su cara, las patas de gallo prematuras. Mitch tenía un rostro juvenil y ojos brillantes, pero su piel era sabia y experimentada.

-Soy un loco, pero un loco sólido.

-El mundo sigue, nuestros instintos no cambian-dijo Kaye, nublándosele la mirada-. No estamos al mando.- A una parte de ella, de la que no había tenido noticias desde hacía mucho tiempo, le gustaba mucho ese rostro.

Micht se golpeó la frente.

-¿Lo oyes? ¿Desde el interior?

-Creo que sí- dijo Kaye. Decidió arriesgarse-. ¿A qué huelo?

Micth se inclinó sobre su cabello. Kaye jadeó ligeramente cuando le rozó la oreja con la nariz.

-A algo limpio y vivo, como una playa cuando llueve- le contestó.

-Tu hueles como un león- dijo Kaye. Él le acarició los labios y apoyó su oído a la sien de Kaye, como si escuchase.

-¿Qué oyes?- le preguntó.

-Tienes hambre- dijo Micth, y sonrió, una sonrisa abierta y luminosa, de chiquillo.

El gesto resultó tan obviamente espontáneo que Kaye le tocó los labios con los dedos, encantada, antes de que su rostro volviese a adoptar la sonrisa casual protectora y agradable, pero controlada. Se apartó.

-Cierto. Comida. Pero antes vino, por favor- dijo, y abrió la nevera. Le tendió una botella de semillion blanco.

Micth sacó una navaja suiza del bolsillo de sus pantalones, extendió el sacacorchos y extrajo el corcho con destreza.

-Durante las excavaciones bebemos cerveza, y vino cuando terminamos- dijo, sirviéndole un vaso.

-¿Qué tipo de cerveza?

-Coors. Budweiser. Cualquiera que no sea demasiado fuerte.

-Todos los hombre que conozco la prefieren fuerte o de producción limitada.

-No bajo el sol-dijo micth.

-¿Donde estas alojado?- le preguntó.

-En la AJC- contestó.

-Nunca había conocido a un hombre que se alojase en la Asociacion de Jóvenes Cristianos.

-No está tan mal.

Kaye bebió algo de vino, se humedeció los labios, se alzó acercándose más, de puntillas, y le besó. Él saboreó el vino en su lengua, todavía ligeramente fría.

-Quedate aquí- dijo Kaye.

-¿Y que pensará el forzudo?

Ella sacudió la cabeza, le besó de nuevo y él la rodeó con los brazos. Sosteniendo todavía la botella y el vaso. Derramó un poco de vino sobre su vestido. La hizo volverse, posó el vaso sobre el mostrador y a continuación la botella.

-No sé donde parar- dijo ella.

-Yo tampoco- contestó Micth-. Pero sé cómo tener cuidado.

-Vivimos en ese tipo de época, ¿verdad?- comentó Kaye con tristeza, y le sacó la camisa de los pantalones.

La radio de Darwin

miércoles, 23 de marzo de 2011


Esperaba una respuesta, la que ella quería escuchar y por eso pasó toda la tarde mirando por la ventana.
Las personas iban y venían, algunas con paraguas, otras con capuchas... era sólo llovizna.
Entre aquel paisaje que divisaba desde su habitación de edificios sucios, oscuros, feos y tristes había conseguido verlo todo hermoso.
A lo lejos podía ver un pequeño fragmento de cielo que no estaba gris. Vio una pequeña esperanza y sonrió. El viento movía suavemente los toldos y el cielo se reflejaba en las ventanas del edificio que estaba al fondo.
Observó a unos amantes besándose en la esquina como si fuera el último día de sus vidas.
El tiempo transcurría pero para ella había parado. No quería esperar.

Sonó su móvil. Obtuvo su respuesta: "Otra noche, otro sueño, pero siempre tú".
Rapidamente todo cambió: los relojes empezaron a funcionar, la habitación se iluminó y en sus ojos volvió ese brillo de la ilusión.

Cuando volvió a mirar por la ventana, el cielo ya no estaba gris.

sábado, 12 de marzo de 2011

¿Y?

DESEO y MIEDO.
MIEDO y DESEO.


jueves, 10 de febrero de 2011

Entre la multitud


Anoche tuve un sueño en el que te veía entre la multitud.
Fue tan solo un segundo.
Decidí ir en tu busca.
Corrí hacia donde tus huellas se dirigían pero perdí tu rastro.
Te busqué pero no te encontré.
No estabas.
No pude seguir buscandote porque me desperté.
Ahora no se si llegaré a tocarte o no porque ni siquiera en los sueños te alcanzo.